Thursday, March 1, 2007

Postales de un viaje laboral

¿Cómo es trabajar con uno de los que están en la cúspide? Sorprendentemente, no muy distinto de lo que uno puede imaginar. El tipo es brillante, eficiente, siempre-muy-ocupado, la matemática y sus dos hijos parecen ser todo en su vida, tiene un gran respeto por sus maestros, y parece una muy buena persona.

Trabajar en la empresa más grande de todas (no en una sucursal, sino en su mismísimo centro mundial) me produce sensaciones contradictorias. Diría que una es orgullo y la otra es indiferencia. Tengo la impunidad de saber que mi trabajo es inocuo, y que mis ideas sobre el mundo corporativo no van a cambiar porque yo, de alguna forma, sea parte por unas semanas.

En esta ciudad en la que los autos son más importantes que las personas, manejarse en colectivo desde este oscuro suburbio es una aventura cotidiana. Un día me bajé una parada antes (llovía, era de noche, en la autopista todas las paradas se parecen) y tuve que esperar 45 minutos que pase otro colectivo que vaya a algún lado, a cualquier lado. Otra noche llegué a la parada dos minutos antes que pase el último colectivo, pero resultó que esa parada solo opera antes del mediodía.

Si el hogar es donde están los amigos acá es donde estoy más cerca de casa. Aunque algunos, igual que yo, siguieron su camino en otro lado, los demás me dan calor y buenos momentos para atesorar hasta el próximo reencuentro. Gracias.

3 comments:

G. said...

Lo mejor de trabajar, es que te guste el ambiente.
Y si para eso había que mudarse.... y lo estás disfrutando, pues muchisimo mejor!

¡Que lindo!

WIB said...

Que no te compren por menos de nada. Y acordate que siempre hay una fisura abierta en este sistema para poder hacer de éste un mundo para todos y no de algunos... Disfute pero no se acostumbre!

Flor said...

ah, ahora entiendo lo de las distancias, el lejos y el cerca, etc.